El ADECORE, una competencia “altamente”
emocional
Me ponía a pensar que cosas hacen que el ADECORE sea la competencia
más esperada del año, la más querida, la más recordada y en general la más
emocionante.
Es un factor importante el saber que nos preparamos todo el año para
participar en ella y dentro de lo posible de la mejor manera. Pero hay
ingredientes que lo hacen aún más especial; el compartir en grupo durante casi
dos semanas, el sentir en algún momento la necesidad de ganar y lograrlo o no,
el sentirse apoyados ante posibles debilidades, el saber dar apoyo, la
expectativa por algún logro, los rezos, las barras de aliento. El ADECORE es la
oportunidad de sentir la mayor adrenalina posible en un deporte que aparentemente
es muy solitario o no muy entendido o compartido.
En esto están metidos nuestros chicos, porque quieren y porque les
gusta el ajedrez, aunque muchas veces pensemos, cómo puede gustarles esto si
hay muchas disciplinas que se muestran más atractivas y emocionantes.
Cada partida es una historia cargada de sueños, expectativas, luchas,
pero sobre todo de triunfos, porque sólo el hecho ya de estar sentado frente a
un tablero y estar dispuestos a vencer los miedos ya es un triunfo. Todo el
coraje y la garra se muestran con cada jugada y allí están ellos dispuestos a
dar lo mejor de sí.
Verlos sentados, concentrados, buscando siempre las mejores
alternativas es todo un orgullo y es una realidad el comprender que más
importante que el resultado es siempre dar lo mejor. Y también la realidad nos
hace comprobar que dar lo mejor muchas veces va acompañado de buenos resultados.
Jugamos porque nos gusta el ajedrez y porque lo disfrutamos, no hay
otra razón. Gracias por apoyarlos siempre en este camino de competencia y estamos
seguros que siempre el ADECORE es y será una experiencia que los hará mejores y
recordarán toda la vida.
Compartir con ellos estas vivencias es una gran cosa; entenderlos en
esta complejidad de sentimientos es también vivir con ellos y muchas veces son
las derrotas las que nos dan mayores oportunidades de acercamiento y de
formación. Nosotros los adultos estamos para apoyarlos.
Y como sabemos que las emociones se transmiten, es muestra serenidad,
tranquilidad o fortaleza la que los hará más serenos, tranquilos o fuertes.
Nosotros somos su impulso, muchas veces su motivación, pero sobre todo somos
quienes los querremos siempre, pase lo que pase, ganen o pierdan y de eso ellos
deben estar seguros.
El ADECORE comienza hoy y una página de sus historias se comienza a
escribir. Pidamos a Dios para que sea como siempre la mejor de las historias.
Walter Iriarte
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